Fondos europeos

Sánchez despilfarra 278 millones en un «Plan Nacional de Algoritmos Verdes» contra el cambio climático

Calviño banca Bolsa
Nadia Calviño.
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

Mientras los fondos europeos siguen sin llegar a las empresas, el Gobierno se ha sacado de la manga otro proyecto en el que va a despilfarrar 278 millones de dinero público para luchar contra «la emergencia climática». Tiene el rimbombante nombre de «Plan Nacional de Algoritmos Verdes» y se supone que pretende fomentar el uso de la inteligencia artificial para ser más ecológicos.

Este plan, diseñado por Nadia Calviño, se explica en un interminable texto lleno de generalidades, expresiones vacías y repeticiones, que establece como objetivo «crear espacios de colaboración entre el ámbito climático y el digital», «explicitando cómo la tecnología puede ayudar a reducir emisiones, facilitar la adaptación al cambio climático, prediciendo riesgos y accidentes climáticos, abordando asimismo iniciativas en materia de economía circular».

Se supone que eso significa que se trata de fomentar el uso de la inteligencia artificial en aquellas actividades que generan emisiones o tienen impacto en el medio ambiente. El Gobierno da por hecho que en la actualidad no se utiliza en estos ámbitos y echa la culpa, como es habitual, a las empresas: «Al igual que ha sucedido en otros sectores, la adopción de servicios y consumibles respetuosos con el medio ambiente choca, en numerosas ocasiones, con la falta de la cultura empresarial necesaria y con los costes económicos asociados al corto plazo».

Es decir, las empresas no son ecológicas porque no tienen cultura y porque no quieren gastarse el dinero. «La adopción de la inteligenia artificial verde se ve ralentizada no solo por falta de capacitación o cultura organizacional, sino por desafíos tecnológicos como la integración con infraestructuras tecnológicas heredadas que tienen un impacto medioambiental negativo, los modelos de negocio desfasados o que necesitan un gran impulso para ser adaptados a la transformación digital y ecológica o la falta de fondos para llevarla a cabo», añade.

Pero resulta que el plan choca consigo mismo, porque «no está exento de riesgos para el cambio climático derivados del coste energético asociado a la construcción, entrenamiento y ejecución de estas tecnologías». Es decir, el propio desarrollo de la inteligencia artificial es antiecológico: «El uso de tecnologías de la información y de las comunicaciones supone entre un 5% y un 9% del consumo total de electricidad en todo el mundo, y podría llegar al 20% en 2030».

¿Cómo enfrentarse a esta contradicción? Pues destinando parte de los fondos a «desarrollar una inteligencia artificial verde desarrollada con criterios de sostenibilidad medioambiental y aplicada al desarrollo de acciones contra el cambio climático» (sic). Como el Ejecutivo de Pedro Sánchez no tiene ni idea de cómo hacer eso, destina una pequeña parte del dinero (6,9 millones) a la «investigación interdisciplinar y multisectorial» en la materia.

El grueso del presupuesto -268 millones- va a parar a la «Integración de la Inteligencia Artificial Verde en el Tejido Productivo». Ahora bien, el grueso de ese dinero, 200 millones, se destinará a un fondo llamado Next Tech que pretende invertir en proyectos digitales y start-ups dedicadas a estas cosas. Pero la intención del Gobierno es que ese fondo tenga participación del capital riesgo y «nace con la vocación de movilizar más de 4.000 millones de euros». Es decir, los fondos tendrán que poner 3.800 millones para alcanzar ese objetivo.

A pesar de ello, la última palabra a la hora de decidir las inversiones del fondo la tendrá el Gobierno, aunque los fondos tendrán que hacer el trabajo de seleccionar los candidatos a recibir el dinero.

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